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Cocinar hamburguesas con el calor del tubo de escape, y otras extravagancias

El esnobismo en las técnicas de cocina está en auge. Tanto, que hoy en día es posible que algunos te miren raro si te ven friendo un huevo en una vulgar sartén, como de toda la vida, en vez de hacerlo sobre el capó de un coche aparcado al Sol, o sobre una placa que utilice el calor obtenido de la transformación de la energía que se desprende del parpadeo de nuestro perro cuando ve a la perra de la vecina, por ejemplo.

Hasta yo, que en su día os presenté en Blogcocina a la innovadora Lisa Casali y sus teorías sobre «cómo cocinar con el calor del lavavajillas», o que os abrí de par en par las ventanas y contraventanas de mi espíritu ecológico a la posibilidad de acabar «cocinando con el calor del Sol» algún día; confieso haberme dejado llevar en más de una ocasión por esta corriente de extravagancias. Y a mucha honra, oigan. Sí, me gusta lo raruno, ¿qué pasa?, y soy capaz de pasarme horas en una de esas tiendas de aparatejos caros de cocina para sibaritas que valen para todo y no sirven para nada, y salir, por supuesto, con las manos vacías.

Pero tengo claro cuál es la línea que no debo atravesar nunca. Sé, por ejemplo, que el libro de «Hatural Harvest sobre recetas con semen» sería en mi casa un perfecto residuo para fabricar papel de cocina ecológico, o para enderezar alguna mesa coja. Y también sé que lo de cocinar hamburguesas con el calor del tubo de escape, es el oscuro profundo y requemado del dicho «pasar de castaño a oscuro».

Sí, habéis oído bien: el último grito en extravagancias gastroculinarias es cocinar hamburguesas con una extensión que se engancha a los tubos de escape de los coches llamada «exhaust burger», que ha sido diseñada por un grupo de aventajados inventores iranís, y cuya misión es retener el calor de los tubos sin que la carne llegue a entrar en contacto directo con los gases emitidos. Esto último es todo un detalle por parte de las cabecillas pensantes que han parido el invento, no me digáis que no.

Llamadme antiguo, pero yo, francamente, no lo veo. No me imagino a un padre de familia dando vueltas a la manzana con su coche para hacer una hamburguesa casera aprovechando el «bajo coste» del gasoil, subiendo la carne ya hecha por el ascensor envuelta en papel de periódico, y vuelta a empezar, que en casa somos cinco; ni a un camionero parando en el arcén de la autovía cada cinco minutos para comprobar si la cena está a punto, mientras sostiene el pan con el tomate y la lechuga en la entrepierna.

¿Innovación?, sí. ¿Creatividad?, más. ¿Osadía?, también. ¿Ecologismo?, por favor. Pero digo yo que los productos de cocina, para las tiendas de cocina; y las cochinadas majaderas como ésta, mejor para el Club de la Comedia.

Foto: DesignBoom

 

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5 comentarios en “Cocinar hamburguesas con el calor del tubo de escape, y otras extravagancias

  • 27 septiembre, 2012 a las 13:44

    De toda la vida de Dios se ha demostrado que durante los días de más calor en verano, en cualquier coche expuesto al sol en las horas centrales del día, puede freírse un huevo frito en la chapa del mismo sin ningún problema.

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    • 27 septiembre, 2012 a las 13:47

      Cierto 😛

      Respuesta
  • 27 septiembre, 2012 a las 13:54

    ¡Ver y leer para creer!

    Respuesta
    • 27 septiembre, 2012 a las 13:56

      Y practicar, para dejar de creer… 😀

      Respuesta
  • 27 septiembre, 2012 a las 22:27

    Hay gente que se aburre. No le encuentro otra explicación. ¿Te comerías una hamburguesa hecha de esta manera?. ¿Se la comerían los inventores iraníes? ¿O se la comió la perra de la vecina?. Me impactó mucho más lo de las recetas con semen, que lo sepas. Había conseguido olvidarlo y ahora lo tengo otra vez en la mente.. $#%$%#

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Ricardo Ojalvo

Se define a través de sus recetas y artículos como un consumidor consciente y un amante de la cocina dominado por la curiosidad, comprometido con la causa de los platos fáciles, rápidos, ricos y sanos. Su pasión de eterno aprendiz es la sal de sus publicaciones, y su humor, la pimienta.