Receta: tortilla de patatas al horno

Si os sobran patatas de un guiso o del acompañamiento de un estofado de carne, nunca las tiréis. ¡Aprovechadlas para hacer una tortilla de patatas al horno! Si no, siempre podéis hacer una tortilla de patatas en el horno usando patatas previamente sofritas o patatas panaderas de las que venden en frascos para acompañamientos.

La ventaja de hacerla al horno frente a la receta de la tortilla de patatas en sartén de toda la vida, es que así evitaréis tener que darles la vuelta cual malabaristas del Circo del Sol. Es tan fácil como hacer un bizcocho.

¿Os acordáis de mi receta del lomo relleno? En ésta utilicé un acompañamiento de patatas, puerro y cebolla, del que me sobro bastante una vez servidos todos los platos. Para la ocasión, teniendo en cuenta el tiempo de cocción (cerca de una hora a 225ºC), corté las patatas en trozos grandes, del grosor de un dedo, más o menos. Pues bien, las consigáis como las consigáis (compradas, sofritas u horneadas), para hacer vuestra primera tortilla de patatas al horno vais a necesitar aproximadamente 650 gr. de patatas para los 5 huevos que vamos a utilizar.

Si queréis que vuestra tortilla de patatas al horno tenga un plus de sabor, podéis añadir cebolla sofrita, ajo molido, chorizo picadito, etc.; y si en vez de patatas queréis usar otros ingredientes (calabacín, berenjena, zanahoria, etc.), total libertad. Podéis hacer tortillas al horno del sabor que más os guste.

Para saber si una tortilla de patatas al horno está hecha, procederemos de la misma forma que cuando horneamos un bizcocho: abriremos cuando pensemos que pueda estar cuajada (nunca a mitad de cocción), y la pincharemos con un palillo de madera. Si sale limpio, está hecha. Si no, la podéis dejar un poco más, aunque al menos una vez en vuestras vidas, os recomiendo que probéis una tortilla de patatas a medio cuajar. ¡Está exquisita!

Por cierto, la presentación final que veis en la foto de la receta, a modo de bocata campestre, es totalmente opcional. Surgió así, y así nos la comimos. Como veis, la pinta de la tortilla habla por sí misma. ¿Os atrevéis a probar?