
En este sentido, hoy he sabido que el gobierno danés ha aprobado una controvertida ley que entrará en vigor en octubre, y que consiste en aumentar los impuestos sobre los alimentos ricos en grasas saturadas.
Aunque en parte creo que es una buena medida, siempre que los ingresos extra se destinen a la sanidad (o a la educación nutricional de los niños), estoy segura de que si lo que se busca es disminuir la obesidad y que los ciudadanos coman mejor, tal vez se deberían haber optado justo por lo contrario: por bajar los impuestos de productos frescos como verduras y frutas, e incluso a las legumbres o el arroz, etc. Pero dicen que algunos no aprenden si no les cuesta algo, y en este caso desde luego los daneses lo harán, ya que el aumento del gasto puede ser importante (un poco más de 2€ el Kilo de grasa).
Foto: El Gran Dee
