Para adornar los platos, como recipiente para otros alimentos, o simplemente para degustar una delicia de forma distinta, alguien se inventó los crujientes de queso.
Hace un par de décadas, el crujiente de queso se convirtió en elemento ideal para proporcionar a los platos no sólo un extra de sabor, también un textura crujiente muy interesante en cada bocado.
Hoy vamos a comentarte las distintas formas de hacer crujientes de queso, pero para hacerlo bien, pues se ve y se lee cada cosa, que miedo nos dan los resultados.
¿Qué es el crujiente de queso?
El crujiente de queso no es más que una fina plancha de queso con un grosos y un tamaño acorde a las necesidades culinarias que tengas en cada momento, que se forma derritiendo en parte el queso de forma controlada.
Para conseguirlo, se ha de aplicar calor al queso y dejarlo el tiempo suficiente para que este funda y unas fibras se mezclen y se peguen con las otras.
Al enfriarse, todo será un conjunto que podrás coger sin problema, manejarlo, darle forma mientras aún esté calentito y colocarlo allá donde quieras y/o necesites.
El crujiente de queso se puede usar como decoración, aperitivo o como bol comestible para ensaladas y tapas.
¿Qué queso usar para hacer los crujientes de queso?
Para la elaboración del crujiente de queso debemos usar quesos maduros. El parmesano suele ser el más utilizado, pero también son perfectos otros queso como el manchego, el grana padana e incluso el emmental, o lo que es lo mismo, quesos con cuerpo que rallen bien y que, también, tengan la consistencia suficiente para quedar duro cuando se enfría.
Siempre es más interesante, por cierto, el uso de quesos recién rallados, pues es la mejor forma que posean todo el sabor y todo el aroma. Pero si no quieres rallarlo o lo has comprado ya rallado, no pasa nada, lo puedes usar igual.
Una opción muy interesante para hacer estos crujientes, es usar la corteza de los mismos. Muchas personas creen que no se pueden comer las cortezas del queso, pero en el artículo en el que hablamos sobre «qué hacer con la corteza del queso» dejamos bien claro las cortezas que se pueden y las que no se pueden comer. Y entre las que se pueden comer están estas que podemos usar para hacer para los crujientes, por eso no debes perdértelo.
Distintas formas de hacer crujientes de queso
Hacer un crujiente de parmesano o de otro de los quesos que te hemos hablado, es más sencillo de lo que crees. Hay quien piensa que sólo se pueden hacer en el horno y por ello no se lo plantean siquiera. Pero aunque el horno es una de las formas de hacerlos, no es la única.
El crujiente de queso se puede hacer en el horno, al microondas o en la sartén.
Si necesitas rapidez y limpieza, decántate por el microondas. Pero si la rapidez y el control es lo que necesitas, la sartén es tu mejor aliada. Si tienes la necesidad de hacer un crujiente muy grande, o hayas ya encendido el horno para hacer otra cosa, no lo dudes y haz el crujiente en el horno, si no es así, no le vemos mucho sentido a este medio.
Una cosa que has de tener presente en el momento de hacer un crujiente de queso en la sartén, es que esta sea muy antiadherente o se te quedará completamente pegado, lo que sería desastroso para el crujiente y para la sartén en sí.
Crujiente de queso en el horno
Aunque hemos comentado que esta es la última opción que nosotros usaríamos, por el gasto eléctrico que supone, no íbamos a dejar de hablar de ella y, por lo tanto, hemos preferido empezar por aquí, como podríamos haber empezado por cualquier otro lado.
Para preparar el crujiente de queso en el horno lo primero es encender este a 180ºC. Coloca sobre la bandeja de horno papel de hornear y sobre este reparte pequeños montoncitos del queso rallado (saborizado o solo).
Aplástalos con una cuchara para dejarlos finos y homogéneos y mételos al horno unos 4-5 minutos. Pasado ese tiempo se habrán dorado y sólo tienes que sacarlos del horno y dejarlos enfriar para que endurezcan.
Cómo preparar crujiente de queso en el microondas
La opción del microondas es la más rápida, pero, a diferencia de las otras dos opciones el queso no quedará dorado y, es cierto, que no da la misma sensación de rico.
Comenzamos la preparación de los crujientes de queso en el microondas colocando papel de horno sobre un plato que entre bien en el microondas. Si te quieres asegurar, puedes hacerlo directamente sobre la bandeja del micro.
Repartimos el queso, lo extendemos con una cuchara para que quede plano y homogéneo y tapamos con otro trozo de papel de hornear. Para que todo tenga peso, colocamos un plato por encima y encendemos en microondas 1-2 minutos (todo dependerá de tu microondas y de su potencia).
Ya sólo te queda sacarlo todo, retirar el plato superior y el papel de hornear, y dejar que se enfríe.
Hacer crujiente de queso en la sartén
Para nosotros la mejor forma de hacer esta receta es en la sartén. Y, por suerte, preparar crujientes de queso en la sartén es de lo más sencillo. Lo que hemos dicho, y lo reiteramos, es que necesitarás una sartén antiadherente y bien antiadherente. El resto, es tan sencillo como coser y cantar.
Pon la sartén al fuego y añade el queso cuando esté caliente. No es necesario añadir ningún tipo de aceite o grasa, ya que el queso tiene suficiente.

Con el paso de los segundos el queso se irá tornando más dorado y, cuando veas que los bordes tienen un bonito color le damos la vuelta.
Nuestro consejo en este caso es que no lo dejes dorarse mucho, o el queso perderá su esencia de sabor y aroma.
Retiramos el crujiente de la sartén y hacemos tantos como queramos. Los dejamos enfriar y… A consumir y disfrutar.
Cómo darle forma al crujiente de queso
Lo bueno del crujiente de queso es que le puedes dar distintas formas según el uso que quieras darle.
La forma se la has de dar cuando está caliente (ojo, no te quemes), ya que es entonces cuando estará manejable. Una vez que enfríe se quedara duro y ya no podrás hacer nada.
Para formar una teja de crujiente de queso debes colocar el medallón que has cocinado sobre un rodillo o una botella acostada. Para hacer una canastilla de queso puedes usar un molde de flan, acomodándolo en el interior de este, o un bol de pequeño tamaño. Si no tienes, siempre puedes poner un vaso boca abajo y colocar el queso sobre la base, también conseguirás el mismo efecto.
Usos de los crujientes de queso
Ya por último vamos a contarte los usos que puedes darle a esta maravilla. Se pueden usar tanto con comidas calientes como frías.
En las ensaladas le aportarán un crujiente la mar de interesante y en una crema o puré también. En estos casos puedes hacer trozos del crujiente y añadirlos a la preparación.
Las canastillas son ideales para llevar a la mesa bocados pequeños que se comerán enteros. O una ensalada aliñada en la que se come no sólo lo de dentro sino también lo de fuera.
Eso sí, si vas a usarlo acompañando platos calientes, añádelos en el último momento, cuando vayas a servirlos, pues el calor puede hacer que el queso se reblandezca y no sólo perderá la magia crujiente, también se deformará y se romperá.
Lo mismo te decimos con las ensaladas. Lo suyo es añadirlo al final, para que siga manteniendo ese punto crujiente que tanto nos gusta.
Al queso rallado, antes de ponerlo a calentar, se le pueden dar distintos sabores para conseguir crujientes distintos. La pimienta, el pimentón, el orégano, el tomillo, el ajo en polvo, la cebolla en polvo, semillas, frutos secos, frutas deshidratadas, pan rallado, etc, son sólo algunas de las ideas que tenemos para ti, pero se aceptan más sugerencias, déjanos un comentario con ellas.